Gracias enormes a Lorena García Calderón que, abrazada a su violín, nos llenó el cielo del Reino de preciosas nubes musicales que se dejaron llover sobre alguno de mis poemas, consiguiendo con ello que estos florecieran más bellos que nunca.
Ahora sólo me queda dar las gracias de corazón a todos los que nos acompañasteis, así como agradecer la intención de todos aquellos que quisieron estar con nosotros pero finalmente no pudieron (habrá más oportunidades).
Y gracias, de nuevo, una vez más, a María y a Diana, por dejarme convertir su casa en un auténtico Café de Locos. Les deseo tanta paciencia como suerte en el gobierno de este nuevo reino en el que triunfarán, seguro, porque las cosas buenas siempre triunfan.
Desde aquí compadezco a todo aquél que aún no haya visitado El Reino de Micomicón, y le digo que ya está tardando en descubrir la magia de ese lugar. Déjese caer por allí, eche un ojo, y escuche como alguna de las obras de arte que reposan en sus estantes le susurra suavemente al oído que la lleve con usted. Hágala caso.
Y si lo que le apetece es leer algunos versos pues entonces sepa que allí también podra adquirir "El Café del Loco (50 pajaritas de papel y otros poemas)" y ayudar con ello a que la poesía y, sobre todo, los poetas sigan disfrutando de buena salud y, en definitiva, de vida, que no es poco.
Un saludo
Antonio M. Moreno